1/8/10

Análisis cultural (previo): Mali

Mónica está casada con un maliense y nos dio información muy valiosa durante la formación. Tanto que podría hacer un análisis cultural ya, con menos prejuicios de lo que hubiera resultado sin aquella sesión.

Geográficamente, Mali se divide, de norte a sur, en desierto, la franja del Sahel y selva. Bamako está en la selva.

Etnográficamente, el país cuenta con mucha variedad, pero es bastante endogámico. El bámbara es el idioma de una etnia, pero lo hablan todos; aparte del francés, que domina quien ha ido al colegio o se ha movido a la ciudad. La mayoría de los malienses habla varias lenguas.

La religión es profunda y muy mayoritariamente musulmana: el Islam es el centro de la vida cotidiana. Simulan ser respetuosos con quien no es musulmán y sirve para salir adelante sin medios. Hay iglesias protestantes y los católicos son cuatro. Practican religiones animistas y conservan creencias mágicas ancestrales: creen en espíritus de la naturaleza (guines) que pueden ser buenos y malos; quien los ve, se vuelve loco. Incluso se practica vudú, aunque en secreto. La prevención médica es muy difícil en un contexto así porque entienden la fiebre y otros síntomas como designio sobrehumano.

Insala (si dios quiere) se utiliza para todo. Es una muestra de educación y responden así a preguntas cerradas, “de sí o no”.

Los medicamentos les parecen caramelos y creen que los europeos son mejores. Ellos no los usan y tienen muchísimo mayor aguante del dolor. No hay cobertura sanitaria: hay que pagar todo.

No se habla de sexo. Los preservativos no se usan por varias razones: da vergüenza pedirlos en la farmacia, son caros, no les gustan a los hombres y Dios es el que gestiona las enfermedades.

No se habla de emociones.

Las familias son otro pilar, fundamental para la subsistencia en una sociedad tan pobre. Son muy grandes y patriarcales. La mujer depende primero del padre y del marido después; pedir permiso para todo está asumido e interiorizado. En Bamako se permite estudiar antes de casarse, pero a los 25 años se ha pasado el arroz. Los matrimonios concertados, entre niños de 13 o 14 años, son corrientes en las aldeas. Siempre, se entrega una dote a la familia de la chica.

La poligamia está permitida: un hombre puede tener hasta cuatro mujeres: su razón de ser es que "cuantos más hijos se tengan, mejor es la supervivencia". Los jóvenes ya no ven bien la poligamia y hay cierta ley (muy desconocida) que permite a la primera mujer vetar a las siguientes, pero en ciertas clases sociales sigue siendo símbolo de estatus. Los hijos de las familias polígamas compiten entre sí.

Las madres solteras, que abundan en Kanuya, el centro de acogida al que vamos, están discriminadísimas. "Por eso casan a las niñas tan pronto". A menudo se escapan, nadie se quiere casar con ellas, y están abocadas a trabajar de servicio, por un plato de comida, 7 euros al mes y un hueco en el rellano donde dormir. Hay abandono de niños, más que abortos, pero es díficil ocultar el embarazo, porque hay mucho cotilleo y todo el mundo se conoce.

Las viudas se vuelven a casar, porque una mujer sin marido no es nada, y muchas veces con hombres previamente casados, amigos del difunto. La madre pierde a sus hijos, que se van con la familia paterna, igual que en caso de divorcio.

La moneda maliense es el franco cefa (CFA): 5.000 de ellos equivalen aproximadamente a 7'5€.

Todo se compra. Hay mucha corrupción, la policía te para pidiendo 3.000 cefas (5 euros). Se pueden recuperar hijos por tener apoyo de una persona con dinero. Son ostentosos. Ganan 100 euros al mes y no ahorran: se lo gastan en comida o en móvil. Están aprendiendo a administrar lo que reciben y de sus familiares en Europa esperan que les regalen cosas. Se regatea, porque los precios pueden estar multiplicados por diez. Si 10.000 cefas son 15 euros, unas chanclas pueden costar… 600 CFA, como la bisutería y el cobre.

"Los blancos son millonarios", por supuesto. Somos objetivos jugosos de los timos, pero no roban y es un país muy seguro. Aunque ellos no lo entienden, es interesante pedir que te enseñen dónde vive la familia. Les hace ilusión y les da reputación que un blanco vaya a su casa. Saben que la vida en Mali es dura y se enfadan cuando se habla de lo malo de España, porque creen que es mentira. Los niños llaman “tubabu” constantemente a los blancos. Les hace gracia si les respondes “farafin” (negro).

Las adopciones internacionales, sin embargo, están mal vistas y consideradas como compra de niños. Tienen la idea de que es difícil que un niño se quede sin familia... pero los hay (con sida, por ejemplo).

La ablación está prohibida, pero se practica, y mucho, a escondidas. Es una forma de control de la mujer y su líbido o locura, "para centrarla".

Cultivan arroz, maíz, yuca, algodón, cacao y árboles frutales. Tienen burros y bueyes. La economía de gran parte de la población es de subsistencia. Un regalo típico es una bolsita de aceite de cacahuete o palma o de sal.

La comida consiste en arroz con salsas diferentes, de sabores raros, y frutas exquisitas como plátano (frito), papaya y sandía.

El atuendo genera competencia: el pañuelo no se utiliza para tapar el pelo, sino como elemento decorativo. Un adorno indica si una persona está casada o no. Una etnia se tatúa los labios de negro y muchas personas lucen rayas en las cejas por algún ritual supersticioso que les hicieron de niños. Se puede llevar escote, enseñar los brazos hasta hombros e incluso el pecho, que no es sexual: es común ver a madres dar de mamar. Sin embargo, hay que taparse de cintura para abajo, empezando por la rabadilla, y especialmente en ramadán, que es en agosto. Si enseñas el tobillo, se sorprenden. Es costumbre descalzarse en las casas.

La comunidad y las relaciones sociales con los vecinos son muy importantes. Los primos se consideran hermanos y son un apoyo. Tienen tiempo para charlar y solo el saludo es larguísimo. Todo su ritmo de vida es muchísimo más lento; “los días se hacen largos”. Son solidarios entre ellos y muy hospitalarios, pero también hay envidias y amistades o enemistades por apellidos. (Como en los pueblos españoles).

La educación no formal es importante. Los niños se desarrollan solos, con otros niños y sin "programas de estimulación". Hacen trabajos manuales y la vida al aire libre les sirve para el desarrollo psicomotor. Hay muchos niños y pocos juguetes, y se pasan dos años mamando. Hacen los mismos horarios que los adultos. La educación es más natural, por imitación en alimentación, sueño y conducta. Colaboran en casa desde los 4 años, especialmente las niñas.

El analfabetismo tiene en Mali una tasa altísima.

La educación formal se entiende como un privilegio. Solo un porcentaje pequeño va al colegio, pero los niños quieren ir, incluso estando enfermos. Juegan a ir al cole. La vara está a la orden del día y bien vista. También pega el hombre a la mujer, sin ocultarlo.

La muerte se concibe como cotidiana y posible: la mortandad infantil es elevada y en todas las familias se ha muerto algún niño. Se asume con resignación musulmana, “porque dios lo ha querido”, y se acepta con tranquilidad y estabilidad emocional.

Como curiosidad, los juglares (yelis) se dedican a cantar y hay que darles dinero: si cantan bien, para que se vayan, y si cantan mal, para que se paren. Se casan entre sí y su profesión se hereda.
A la vuelta, “mi análisis”.

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