23/7/10

Derechos Humanos

La lección tercera del Curso de Preparación al Voluntariado Internacional y la Convivencia Intercultural, la impartió un activista de Amnistía Internacional. Y digo activista porque así se presentó él.

En su charla, se refirió a una publicación de la Ofina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos que ahora no localizo, pero lo importante es que le llevaron a plantear varias preguntas.
¿Es posible cumplir los Derechos Humanos si no se tienen recursos?
¿Dependen los Derechos Humanos del contexto cultural?
¿Los objetivos del milenio están relacionados con los Derechos Humanos?
¿El progreso puede darse exclusivamente con crecimiento económico?
¿El crecimiento económico debe considerar el medioambiente?
El representante de Amnistía Internacional tenía clarísima la postura de la organización: definía los Derechos Humanos como "aquello que todos queremos para nosotros mismos"; repudiaba absolutamente el relativismo, entendiendo que la declaración universal está por encima de la cultura y las tradiciones; consideraba que cumplir la mayoría de derechos civiles no requiere dinero, aunque reconocía que los hay con repercusiones económicas; creía que los objetivos del milenio se quedaban cortos en materia de natalidad, por ejemplo; asumía que el progreso debe incluir bienestar más allá de la economía, y dejaba el medioambiente en segundo plano.

Tiene razón, grosso modo. Solo le perdía a veces el tono beligerante, y eso que coincido en que no todo es relativo y no siempre se debe ser tolerante.

Estoy con él que es injusto exigir al tercer mundo que cuide una capa de ozono que el primer mundo ha estropeado para poder desarrollarse; en que las violaciones de Derechos Humanos pocas veces son un problema de dinero, sino obviamente de gestión; y especialmente de acuerdo en que la natalidad es el gran tema pendiente para la humanidad. Explica esto por mí Hans Rosling en un vídeo que he descubierto vía Making Poverty History!


Estoy de acuerdo incluso en que los Objetivos del Milenio son una síntesis y actualización de los Derechos Humanos, que marca prioridades y... deja el listón un poco bajo. ¡Pero si ni siquiera ese vamos a poder saltar!

No se debería echar nada en cara a marcarse metas cuantificables y realistas, pero la filosofía de Amnistía Internacional es quejarse siempre y reprochar a la ONU su política de no sanción. "Hay que rendir cuentas", y no se puede negar.

Una sesión agitante.

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