29/7/10

El Sahel

Dos españoles llevan ocho meses secuestrados por Al Qaeda en el Sahel, más concretamente en el desierto fronterizo entre Mauritania y Mali. Un rehén francés que llevaba tres meses en manos de otra célula de Al Qaeda, acaba de ser asesinado tras un asalto militar de Francia.

Alarman, las noticias al respecto y las que genera el terrorismo islamista, pero nos falta información para interpretarlas.

¿Qué es el Sahel? Una zona con clima semiárido y abundante fauna, cuyo nombre se pronuncia con la hache gutural (como "Sájara" para Sáhara), que comprende parte de trece países y es la cuna histórica de algunos de los grandes imperios medievales africanos, como el de Ghana y Mali.

¿Qué nos preocupa del Sahel? Que entre sus dunas se esconde Al Qaeda. O mejor dicho, si eso es una amenaza para nosotros. Recorto citas textuales de un extenso reportaje de Foreign Policy, escrito antes de la intervención francesa, que intenta definir la situación:

“Al Qaeda quiere convertir el Sahel en un nuevo frente de batalla contra Occidente”. Tendrá que esforzarse más.

La verdad está en el punto medio. La construcción de una amenaza en el Sahel es real, aunque Al Qaeda todavía no las tiene todas consigo.

Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) se ha desmarcado del estilo Al Qaeda, subrayando en varias ocasiones que no mata a civiles inocentes. Se comportan más como mafiosos que como terroristas y prefieren participar de forma activa en los suculentos negocios ilícitos, con especial gusto a una de sus actividades más lucrativas: los secuestros de occidentales.

“Mali se ha convertido en la retaguardia del AQMI”. Mal que le pese.

Es una de las regiones más pobres del mundo, sin medios policiales ni militares para patrullar la inmensidad del norte, de muy difícil acceso. Las condiciones de vida son tan extremas que la convierten en una zona de trasiego de todo tipo de delincuentes.

Mali nunca ha sido objetivo de los radicales, de modo que Bamako no tiene ni dinero ni motivos para esforzarse en una lucha antiterrorista. Aun así, es parte del conflicto al ser país involuntario de acogida de rehenes de secuestros perpetrados en Mauritania o en Níger. (Solo ha habido un secuestro en Mali: un trabajador humanitario francés que fue liberado en febrero de 2010).

“El narcotráfico financia el terrorismo yihadista”. Sí.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y la Criminalidad (ONUDC) da por hecho lo que en Mali llaman gansterrorismo. La impunidad que solo es posible al abrigo de un territorio tan vasto ofrece al malhechor radical un amplio catálogo de delitos a elegir.

Para los esfuerzos antiterroristas, las actividades criminales de grupos radicales puede ayudar a la hora de implicar a los gobiernos locales que no consideran el terrorismo yihadista como su problema, además de contribuir a juzgar también como narcotraficantes a los terroristas detenidos.

“El desierto del Sahel es un hervidero de activistas”. Todavía no.

El extremismo islamista no cala entre las tribus locales (koulak, iforas, tuareg o peules, en francés), que profesan en su mayoría un islam solidario entre clanes, de origen
sufista y basado en las cofradías, contrario a la violencia y más tolerante que el wahhabismo o salafismo.

En el Sahel el agua se calienta, pero aún no hierve. Es ahora cuando los radicales intentan hipnotizar a esa juventud desheredada, sin futuro y sin alternativas en un África que Occidente abandonó a su suerte tras la descolonización, y es ahora cuando AQMI pretende tejer su tela de araña hacia el sur.

Los secuestros están teniendo consecuencias nefastas sobre el sector turístico (del que depende el 80% de la población en el norte de Mali). Las ONG y la ayuda humanitaria extranjera se pueden apuntar a la desbandada y los jóvenes acabarán uniéndose a la yihad para huir de la pobreza, el analfabetismo y el abandono. El antiamericanismo y la binladenmanía harán el resto.

“EE UU desembarca en el Sahel para prevenir nuevos ataques”. En parte.

El desembarco estadounidense es de naturaleza antiterrorista, pero está directamente relacionado con el repentino interés de Washington en los prometedores recursos energéticos de la zona.

La vertiente militar estadounidense va acompañada de ayudas económicas de la Agencia para el Desarrollo (USAID); por ejemplo, unos 400 millones de euros para Mali de aquí a 2011. Estas compiten con el maná libio, que cae del cielo por todo el país gracias a la iniciativa MALYBIA.

España participó por primera vez en abril pasado en unas maniobras antiterroristas en el Sahel, al margen de la OTAN, en las que se entrenaron a unidades de los Ejércitos de Senegal, Nigeria, Mali y Mauritania.

“España está en el punto de mira”. Por desgracia.

La recuperación de Al-Ándalus parece casi una amenaza medieval, pero, entendida en el contexto actual, preocupa a los expertos en la lucha antiterrorista, así como la pretensión de Al Qaeda de recuperar Ceuta y Melilla. La amenaza, no hay que engañarse, es real. Pero parece menor a la de hace unos años.

Europeos y españoles seguirán siendo secuestrados (desde 2003, ha habido decenas de occidentales en esa situación): es un lucrativo negocio que ha proporcionado a AQMI entre 10 y 12 millones de euros en concepto de rescates solo en el Sahel.

“Europa está haciendo lo imposible para que Al Qaeda no gane terreno en África”. Ni mucho menos.

Muchos de los recursos que destinan en estos momentos España y la UE centran todos sus esfuerzos en el freno de la inmigración ilegal con amplias ayudas a los países de tránsito, dejando en manos de los Estados magrebíes, sahelianos y de EE UU el reto de frenar y de contener una amenaza que, paradójicamente, correspondería asumir por su cercanía y virulencia.

Mali cuenta con un ejército de apenas 7.000 soldados y, además de maniobras militares, necesita ayuda urgente para luchar contra AQMI, al igual que Mauritania o Níger.

Europa debe articular una respuesta conjunta con los países magrebíes y sahelianos, y debe poner sobre la mesa políticas de desarrollo y de educación para evitar que el norte de África se convierta en una zona de fértil cultivo de yihadistas.

Aunque no esté de acuerdo con todo lo anterior, simplificando y como siempre: es un problema de magnitud mucho mayor que un puñado de secuestros y requiere una solución a la altura.

2 comentarios:

  1. Este artículo está plagiado del de Mayte Carrasco en Foreign Policy. Podrían haber cambiado alguna frase!!

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  2. http://www.fp-es.org/depende-el-sahel

    No tienen ustedes vergüenza? Hagan el favor de firmármelo, al menos. MAYTE CARRASCO, AUTORA.

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